sábado, 18 de febrero de 2012

EVALUACIÓN DE LA PERSONALIDAD IV




El proceso de evaluación infanto-juvenil se rige por los mismos principios, métodos y procesos 
que la evaluación del adulto, sin embargo tiene unas características propias que deben ser consideradas 
a la hora de conducir dicho proceso. A continuación se resumen algunas de las peculiaridades propias del 
desarrollo que otorgan a la evaluación infantil un matiz genuino.


En primer lugar, el niño se conceptúa como un ser en continua evolución aspecto que convierte 
la evaluación en un hecho puntual, por lo que se deberá de prestar una especial atención a la edad, sexo 
y a su nivel de desarrollo teniendo en cuenta patrones tanto normativos como sociales (Ross, 1987). En el 
desarrollo evolutivo del niño, la edad es un indicador que junto al tipo de problemas, su frecuencia de 
aparición e intensidad nos permite considerar un comportamiento como patológico o analizar los factores 
de riesgo asociados a su aparición.






En segundo lugar, los padres, por iniciativa propia o por que han sido recomendados por un 
especialista, acuden a consulta para buscar solución a los problemas de su hijo. Esta decisión no está 
exenta de problemas. Por ejemplo algunos adolescentes se niegan a asistir al especialista (psicólogo, 
psiquiatra, etc.) alegando que ellos “no están locos” o sencillamente expresan que no tienen ningún 
problema y que son sus padres quienes deberían acudir a consulta debido a sus quejas reiteradas. Este
aspecto debe de contemplarse en el proceso de evaluación.






Al mismo tiempo que se analiza el motivo de consulta y la fuente inicial de la que ha partido tal 
decisión, es esencial prestar atención a otro tipo de variables que distintos autores (Nietzel, Bernstein y 
Milich, 1994) han señalado como relevantes a la hora de que los padres acudan al especialista como: a) 
sus niveles de tolerancia (p.ej., aquellos que perciben el problema como algo permanente y que no 
pueden manejarlo acuden más al psicólogo) y b) la existencia de problemas psicológicos en algunos de 
los padres (p.ej., trastornos depresivos en las madres que tienden a reaccionar y a considerar de mayor 
gravedad los problemas de sus hijos). En este sentido, se han apuntado diversos aspectos de la relación 
familiar como responsables de la demanda tales como: problemas de ajuste personal y marital, tipo de 
percepciones sobre el desarrollo del niño, habilidades sobre solución de problemas y relaciones sociales 
extrafamiliares (McMahon, 1987). La valoración de toda esta información permitirá al clínico tomar 
decisiones adecuadas de cara a la intervención, contrastando la información con otros familiares y con el 
propio niño, si se estima oportuno, para tener una visión global de la realidad familiar en la que tiene lugar 
el problema consultado.

















Una tercera característica es la relativa a la plasticidad propia de la etapa infantil que en 
ocasiones favorece que se moldeen en el contexto familiar comportamientos inadecuados en el niño 
como producto de la relación entre los distintos miembros de la familia. En este sentido algunos 
problemas comunes de comportamiento que muchos niños manifiestan en esta etapa vital pueden 
convertirse en verdaderos problemas, debido a ciertas prácticas de tipo aversivo o coercitivo (Patterson, 
1976; Patterson y cols., 1989) en las que algunos padres se implican, a veces de manera consciente y 
otras inconsciente, para controlar el comportamiento problema del niño. Un ejemplo de ello es cuando los 
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padres reaccionan de una forma amenazadora, llegando en ocasiones a la agresión verbal e incluso 
física, para que el niño obedezca a sus demandas. Este tipo de prácticas provocadas, por la falta de 
habilidades en el gobierno de los niños, tienen consecuencias a corto y largo plazo, ya que producen que 
el niño lleve a cabo las demandas que se le exigen, pero si este tipo de prácticas continúan a lo largo del 
tiempo, pueden modelar y moldear repertorios agresivos en el niño favoreciendo interacciones negativas 
con enorme desgaste emocional para los miembros de la familia. 

















La cuarta peculiaridad se refiere al hecho de que los problemas de comportamiento del niño se 
pueden producir en distintos contextos (p.ej. casa, colegio, etc.). Cuando los problemas se producen en el 
colegio necesariamente se obtendrá información a este nivel. En función de los objetivos que se persigan 
esta información puede ser recabada por medio de diversos instrumentos: a través de registros de 
observación, a través de pruebas estandarizadas, de escalas puntuadas por profesores, etcétera. Sin 
embargo, no existen reglas claras para decidir a qué personas implicar en un problema determinado, 
entre otras cosas por la falta de concordancia que se produce cuando obtenemos una valoración de 
distintas áreas del repertorio infantil por distintas personas y en distintos contextos. Prueba de esta falta 
de concordancia la muestran diferentes estudios (Achenbach, 1978; Kazdin, 1983). La ausencia de 
correspondencia entre informantes a hecho que distintos autores defiendan una evaluación multimétodo 
(Achenbach, 1995; Valero, 1997; Wicks-Nelson e Israel, 1996), en cambio desde otra perspectiva el 
desacuerdo entre la información recabada de distintos informantes, de distintos contextos y por diversos 
instrumentos se debe a que se están evaluando dimensiones psicológicas diferentes (Luciano, 1997, 
Gómez, 1999). La solución propuesta por estos autores no es conducir una evaluación multimétodo, sino 
obtener un número suficiente de observaciones o informes que proporcionen una muestra amplia del 
comportamiento en cuantas circunstancias se considere oportuno.























Según Ballesteros:

Diagnóstico de niños y adolescentes:

Evaluación de la Personalidad

Evaluación de las características psicopatológicas

ü  Introducción
La Psicopatología es una subdisciplina de la psicología, que se ocupa del comportamiento y procesos psicológicos anormales.
La psicología clínica, aplica conocimientos sistemáticos de la Psicopatología a los problemas de adaptación de los individuos concretos. El psicólogo clínico cualquiera sea su orientación estará obligado a rendir juicios sobre el comportamiento o proceso anormal.
La evaluación psicopatológica se lleva a cabo a través del mismo procedimiento e integra los mismos objetivos de la evaluación psicológica.
Evaluación clínica: “proceso mediante le cual, se obtiene la información necesaria, para poder tomar decisiones adecuadas”, se aplica en el campo de las conductas patológicas, y quizás el momento mas difícil este en la elaboración de datos.

ü  Juicio clínico
Es poner en relación los conocimientos obtenidos, con las calificaciones de perturbaciones preexistentes. Este es momento de diagnósticos de juicio clínico.
Un psicólogo clínico necesita decidir qué tipo de alteración, perturbación o desadaptación tiene un determinado sujeto, Esto equivale a tener que incluir un caso concreto en una clasificación. Para la obtención de un juicio diagnóstico es necesaria una elaboración e integración de los datos obtenidos en el proceso diagnóstico. Esta elaboración puede hacerse a distintos niveles de inferencia.

Diferentes orientaciones:
·         Los clínicos de orientación dinámica consideran lo observado en el sujeto como signos de un problema subyacente (por ejemplo, los tics de un sujeto pueden ser tomados como llamadas de socorro)
·         los clínicos de orientación psicometría o estadísticos, toman los datos psicopatológicos como correlato de otro tipo de conductas (por ejemplo, los tics correlacionarían con altos niveles de ansiedad).
·         Los clínicos conductuales, finalmente, tomarán las manifes-
taciones anormales como muestras de conducta (los tics son conductas motoras repetitivas)
Parece que los factores fundamentalmente implicados en la bondad de esta clase de juicios son dos:            
1.   La validez y fiabilidad de las técnicas utilizadas en la evaluación.  
2.    Modo en que el experto usa y elabora la información.


El origen de la controversia entre la predicción clínica versus la actualidad iniciada
  1. Los clínicos raras veces son mejores en sus predicciones que los que usan simples métodos estadísticos.
  2. Los métodos estadísticos son más precisos en la predicción de criterios qui­los clínicos perfectamente entrenados.
  3. Los juicios clínicos pueden ser sustituidos por tablas estadísticas que integran perfectamente la información usada en la evaluación.
Para tener fiabilidad en los juicios clínicos, se concretaron las siguientes respuestas o conclusiones:
  1. La aparición de criterios diagnósticos consensuados utilizables por los clínicos (RDC, DSM).
  2. Búsqueda de elaboraciones computerizadas de juicios clínicos del MMPI.
  3. Entrevistas estructuras computerizadas de diagnóstico psiquiátrico DIAGNO (Spitzer y Endicott, 1968) CATEGO (Wing et al., 1974).
  4. Aparición de los listados de conductas sintomáticas (rating-scciles) que permitieron una agrupación fáctica de los distintos síntomas evaluados en los sujetos dibujando síndromes empíricos, independientes de los marcos teóricos.

Las diferentes técnicas que permiten recabar esta información pueden dividirse en tres grandes grupos: entrevistas, tests (inteligencia, personalidad, neurológicos, fisiológicos), y observación de conducta..

ü  Los auto informes en la evaluación patológica
El proceso de evaluación tiene una secuencia característica en los diferentes arcos teóricos, y por supuesto también cambian las técnicas concretas mediante s cuales se obtiene la información.

·         Los profesionales con orientación humanista y fenomenologica usarán fundamentalmente la entrevista y en todo caso pruebas de carácter subjetivo.
·         Los profesionales con orientación humanista y fenomenologica usarán fundamentalmente la entrevista y en todo caso pruebas de carácter subjetivo.
·         Los de orientación conductual obtendrán sus datos fundamentalmente mediante la observación directa y los registros la conducta.
·         Un clínico de orientación psicometría usará fundamentalmente Muchas objetivas como los auto informes.

Así, la Psicología dinámica busca la estabilidad sus datos en las codificaciones estrictas de las respuestas a los tests proyectivos
La conductual persigue la generalización de los suyos apoyándose en la estadística El resultado de ello es que los autoinformes y el método estadístico se están convirtiendo en las técnicas más Generalizadas en la obtención de la información en el campo de la patología al que en otros muchos.

Sin embargo, el apoyo en la metodología estadística para la objetivación de los datos clínicos no es una panacea universal, ya que no está exenta de peligros, barios autores han señalado sus errores más frecuentes: a) la identificación parcial constructos teóricos, extraídos de covariaciones no suficientemente probadas; el sesgo de las muestras; c) el número inadecuado de los sujetos que las componen; d) incorrecta elección de instrumentos, y e) problemas acerca de la fiabilidad y de los mismos (Lanyon y Goodstein, 1971.

Otro campo resistente a la utilización de instrumentos estandarizados fue el del conductismo, puesto que centraba su recogida de datos en la observación de un sujeto concreto en una situación determinada. Sin embargo, también desde el conductismo se ha ido evolucionando hacia la aceptación de autoinformes, si bien por otras razones diferentes. Por ejemplo, Kanfer (1972) realizó una encuesta entre los psicólogos aplicados de orientación conductista y se encontró, con sorpresa, que muchos de ellos usaban instrumentos estandarizados, las pruebas estandarizadas de corte conductual: cuestionarios de historia personal, registros de observación, cuestionarios de refuerzos, listados de problemas y evaluaciones biológicas. Kanfer propone las metas siguientes para la evaluación conductual:

1) Establecer el conjunto de procedimientos que se están usando para evaluar el cambio de conducta.
2) Trabajar para incrementar la uniformidad y estructura de estos procedimientos. 3) Aislar y refinar los instrumentos escogidos para la evaluación de las distintas conductas problema.
4) Trabajar en la validez y fiabilidad de tales instrumentos igual que en los tests estandarizados.
5) Trabajar para entender las diferencias sociales y los criterios personales en función de que se pueda mejorar las comparaciones interindividuales y así el clínico pueda ajustar la técnica a la situación particular y al cliente concreto.

En el caso de que el punto de corte elegido sea bajo, se corre el riesgo de producir diagnósticos de perturbación en sujetos que no la sufren (puesto que sujetos sin una verdadera situación patológica, es decir, normales, podrían alcanzar fácilmente dicha puntuación y se les podría considerar como deprimidos o compulsivos, pongamos por caso, sin serlo), es lo que se llama falsos positivos; por el contrario, si el punto de corte es muy alto es posible que sujetos afectados no sean detectados por la prueba (puesto que no alcanzarían la puntuación necesaria para ser considerados como tales) dando lugar a los falsos negativos. El punto de corte ha de establecerse buscando el equilibrio entre estos dos riesgos, es decir, procurando la consecución de diagnósticos verdaderos negativos y verdaderos positivos. Cuanto mayor es la validez de una prueba tanto mejor es su capacidad de discriminación. Así, se llama sensibilidad a su capacidad de discriminación verdadera positiva, y especificidad a la capacidad de clasificar verdaderos negativos.

Existen numerosos instrumentos que permiten una evaluación de la salud mental de los sujetos desde una perspectiva multidimensional. Estos cuestionarios se usan fundamentalmente como un primer screening (investigación de antecedentes) que permite una localización del problema básico y una focalización y análisis posterior del problema concreto que se ha aislado.
ü  Evaluación multidimensional
Las pruebas objetivas multidimensionales permiten esa exploración de amplio espectro que tiene la ventaja de incluir toda clase de conductas que se dan en muy diferentes tipos de perturbaciones. La evaluación multidimensional evita pasar por altos algunos de los elementos esenciales para la consecución de un buen juicio diagnóstico.
Entre los instrumentos multidimensionales más conocidos se encuentra el MMPI, MILLON miden patologías
MMPI: considerar las puntuaciones de las escalas en conjunto tomando en cuenta las puntuaciones más altas y las más bajas; para ello, se jerarquizan las distintas escalas en función de la puntuación obtenida de mayor a menor.
Es lo que se conoce como la interpretación actuarialdel MMPI, que se basa en una descripción del individuo fundada en un conjunto de k ; Lis derivadas de una asociación estadístico-experimental entre los datos (perfiles) y la descripción.
MILLON: evaluación de los trastornos de personalidad en relación con los criterios del DSM III y otros síndromes clínicos Abarca la totalidad de las perturbaciones recogidas en el DSM. Ha proporcionado tres factores diferentes: Desajuste, Extraversión y Psicoticismo, lo que simplifica el uso de la prueba.

ü  Evaluación de trastornos específicos
La evaluación de los trastornos emocionales, de gran importancia para la clínica, se enmarca en la estructura general del estudio y valoración de las emociones que, a su vez, depende de la concepción teórica de la emoción que se posea. Las teorías sobre la emoción son muy variadas, desde la de William James (1890) (percepción psicofisiológica de los cambios corporales) a la de Lazarus (1975) (respuesta de afrontamiento según valoración) para poner sólo dos ejemplos muy separados en el tiempo y en su idea de base.

Sin embargo, tanto en estas como en otras muchas concepciones hay un denominador común y es la existencia de dos elementos constantes:
1) activación somática,
2) cognición a cerca de la misma

La célebre frase de James «no lloramos porque estamos tristes sino que estamos tristes porque lloramos» ejemplifica perfectamente el tema de dicha secuencialización. Naturalmente, James sonstenía que la activación visceral precede al momento cognitivo; Lazarus, por el contrario, pretende que el momento cognitivo valorativo precede a la activación emocional.

La emoción es un proceso neuro-fisiológico-bioquímico-conductual-expresivo-experiencial». En esta definición se incluyen todas las formas posibles de evaluación de las emociones que son al menos tres (Eysenck, 1975)

1.            Mediciones objetivas de los cambios físicos.
2.            Observación conductual de la expresión de la emoción.
3.            Expresión verbal de la apreciación del sujeto de su estado interior.

*        En el caso de las mediciones objetivas se evalúa electricidad cutánea, presión sanguínea, electrocardiograma, ritmo respiratorio, temperatura cutánea, respuesta pupilar, movilidad gastrointestinal, tensión muscular, secreción salivar, azúcar, hor­monas, metabolitos (en el caso de los tres últimos, por análisis de sangre, etc.
*        La observación conductual se realiza sobre las conductas manifiestas de las emociones: movimientos, temblores, sudoración, inmovilidad, física, huida, contacto ocular, encogimiento, expresión facial, etc.
*        La información verbal se lleva a cabo mediante las distintas formas en la-, que se puede obtener esta información por parte del sujeto, fundamentalmente mrdi.intt entrevistas estructuradas y autoinformes.

 Bullying en el Perú:



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